Un viejo refrán popular
dice que los cubanos cuando no llegamos nos pasamos y sobre esta base
(nada nueva para nosotros) es que reflexiono hoy. No sé realmente si se
han podido percatar de que hemos pasado de un extremo a otro. Hace unos
cuantos años teníamos un presidente que hablaba interminablemente por
largas horas frente a nuestros televisores, hasta de cocina, y ahora
contamos con uno que ni siquiera nos quiere dirigir la palabra.
El sábado dos de junio,
en el noticiero del mediodía, nos dieron a conocer que la Aduana General
de la República de Cuba empezaría a cobrar el gravamen o impuesto sobre
los alimentos de importación, noticia que por su significado e
importancia para cuentapropistas y ciudadanía en general, increíblemente
no retransmitieron en horas estelares. La orientación nos ha bajado hoy
a secas, desde allá arriba.
Podría confesar que el
lenguaje directo es mi preferido, pero esto podría tener también
implícito y pendiente un montón de preguntas y explicaciones que no nos
han dado. Un rostro debe rendirnos cuenta de tantas medidas impopulares,
y podríamos empezar nosotros poniendo el pie forzado sobre lo que ha
sucedido desde hace años con el Internet, el permiso de salida y entrada
al país, el deseo infructuoso de que todos tengamos un vaso de leche en
el desayuno.
Todavía espero un
esclarecimiento del por qué no se discute popularmente el contenido y la
ratificación de los pactos internacionales de derechos económicos,
sociales y culturales. Demando una urgente respuesta sobre el por qué no
se dan a conocer, ratifican y cumplen los pactos internacionales de
derechos civiles y políticos universalmente conocidos.
La lista de preguntas que
tengo sigue creciendo. Por favor, que alguien nos muestre el rostro
urgentemente. Creo que encubrirse o parapetarse no solucionara el
problema. ¿Existirá esa persona civilizada, racional y con respuestas?
Pues se lo ruego, por favor, que de pronto la cara en mi TV. Bueno, si
no aparece pronto, sabré que no fue.
0 comentarios:
Publicar un comentario