Son
escalofriantes las historias que se narran de la Cuba real, fotos y
videos muestran a una Cuba muy lejos de la dañada expectativa de paz y
bienestar a la que aspiran sus ciudadanos.
El temor nos llega por contagio,
pues es innegable que no todos hemos sufrido un ataque con huevos, o
una agresión de una turba de personas "enardecidas" a nuestra casa, de
esos que dicen defender fervientemente las políticas del régimen.
Algunos conocidos aseguran haber
sido objeto de tratos crueles y degradantes, otros hemos oído y visto
promesas de cabillasos e increíbles maniobras de choferes de autos Lada,
que a una velocidad impresionante casi nos matan.
Terceros nos muestran las fotos
de su última paliza ensangrentada en Morón, y nos cuentan del temor que
sienten por su familia desamparada y sin protección. Por suerte para
todos la tecnología ha llegado para intentar presentar pruebas,
protegernos y quedarse.
Quizás a otros nunca le han
llamado ni a contar, pero conoces a personas que aseguran tener motivos
muy fuertes para vivir aterrorizados. Algunos piensan que ya están en
la "lista negra", y prefieren salir poco de casa. El desasosiego a unos
les llega de oídas, narrado por personas que dicen tener las razones del
mundo y más para estar intimidados.
Estoy al tanto de que el doloroso
daño psicológico llega más allá del Atlántico, como recordatorio de
algo que pensaban que ya habían escapado, pero que también gracias a sus
cinco sentidos y a su árbol genealógico, les toca. La epidemia del
miedo y la inseguridad sobrepasan las aduanas y nuestras fronteras
marítimas. ya poco pueden ocultar, pero mucho menos nuestro olor a
miedo.
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