El poder es malo y desmoralizador, quizás una necesidad, pero una mala necesidad, infinitamente corrupto, peor que los vicios más desgarradores, algo que debe ser controlado, restringido y limitado.
Hay que tener desconfianza del poder, porque sencillamente cuando se va de nuestras manos no existe Constitución que le ataje, ni legislaturas o cortes que le controlen, y desaparece magistralmente como por arte de magia la división de poderes, se crea el caos y el terror en esa nación.
0 comentarios:
Publicar un comentario