Tema
I
Ventajas
de la Noviolencia sobre la Lucha Armada en todas sus
Modalidades.
Como
todos sabemos, los dictadores generalmente hacen caso omiso a las
barreras constitucionales y legales, las decisiones judiciales y la
opinión pública, reaccionando con brutalidades, torturas, y
muertes, hecho que ha llevado a los pueblos a pensar equivocadamente
que solo por la violencia se puede acabar con una dictadura.
Esta
gente, por lo general, ha peleado valientemente, pagando un alto
precio en sufrimientos y vidas. Sus logros a veces han sido
considerables, pero casi nunca han obtenido la libertad.
Las
rebeliones violentas desencadenan violentas represiones que con
frecuencia dejan a la población más indefensa que antes. Es por
ello que la opción de los pueblos en escoger la lucha violenta para
derrocar a la dictadura es precisamente el medio menos idóneo, pues
es este precisamente el modo de lucha en que los opresores tienen
casi siempre la superioridad. No importa cuánto más o cuanto menos
estos demócratas puedan soportar, a fin de cuenta uno, generalmente
no se puede escapar de las duras realidades militares.
Ahora
bien, cuando se reconoce que la rebelión militar no es viable,
algunos disidentes se inclinan por la guerra de guerrilla. Este tipo
de guerra no es ninguna solución evidente, especialmente por la
inmensa cantidad de bajas que suelen producirse entre la población
civil. Por otra parte, frecuentemente, el gobierno en el poder
reubica a la población, con la secuela de inmensos sufrimientos
humanos y los trastornos sociales que esto conlleva. Aun cuando
resulte victoriosa la lucha de guerrilla, tiene a largo plazo
considerables consecuencias negativas en lo estructural.
El
golpe militar contra una dictadura, pudiera parecer la manera más
rápida de quitarse de encima un régimen particularmente repugnante.
Sin embargo, existen serios problemas con respecto a esta técnica.
Lo más importante es que deja intacta la distribución negativa del
poder entre la población y la élite de control del gobierno y sus
fuerzas armadas. Lo más probable es que la supresión de personas o
camarillas de las posiciones del gobierno, de pie para que otro grupo
semejante ocupe su lugar. Teóricamente, este grupo puede ser menos
duro en su comportamiento, y más dispuesto a abrirse de manera
limitada a las reformas democráticas. Sin embargo, el caso opuesto
es lo más probable. Tengamos presente, que la lucha armada contra la
dictadura no les afectará donde son más débiles, si no, donde son
más fuertes.
En
tanto, Las
negociaciones son un instrumento muy útil para resolver algunos
conflictos por lo que no deben desdeñarse o rechazarse cuando son
apropiadas.
Ahora
bien, cuando los asuntos a resolver son fundamentales, porque afectan
principios religiosos, problemas de la libertad humana o todo el
desarrollo futuro de la sociedad, la negociación no lleva a una
solución satisfactoria para ambas partes. En algunos asuntos básicos
no se debe transigir. Solo un cambio en la correlación de fuerzas a
favor de los demócratas, puede salvaguardar adecuadamente los
asuntos básicos que están en discusión. Ese cambio ocurre a través
de una buena estrategia, no mediante negociaciones. Esto no quiere
decir que las negociaciones no puedan usarse nunca. El hecho es que
tales negociaciones no son un modo realista de librarse de una férrea
dictadura, cuando no existe una poderosa oposición democrática.
Tengan presente al respecto, que los dictadores firmemente
establecidos, se sienten muy seguros de su posición, pueden negarse
a negociar con sus opositores democráticos, o bien, cuando se hayan
iniciado las mismas, estas podrían tornarlas ellos mismos bien
difíciles.
Es
probable que los demócratas estén especialmente dispuestos a
negociar cuando los dictadores, evidentemente tienen la superioridad
militar y cuando la destrucción, las víctimas y los perjuicios
sufridos, ya no pueden soportarse más. Habrá entonces una fuerte
tentación de explotar cualquier otra opción que pueda rescatar al
menos, algunos objetivos de los demócratas, a la vez que pone fin a
un ciclo de violencia y contra violencia.
La
oferta de paz mediante las negociaciones que un dictador le haga a la
oposición democrática, por supuesto no será del todo sincera. Es
muy importante tener presente que cuando la dictadura es fuerte pero
existe una resistencia irritante, puede que los dictadores deseen
lograr la rendición de la oposición bajo la cobertura de hacer la
paz. El llamado a negociar puede parecer atractivo, pero dentro de la
sala de negociaciones se esconderán graves peligros.
Los
demócratas deben desconfiar de las trampas que los dictadores les
pueden tender con pleno conocimiento de causa durante el proceso de
negociación. El llamado a negociar cuando se trata de cuestiones
fundamentales de las libertades políticas, puede ser un esfuerzo por
parte de los dictadores para inducir a los demócratas a rendirse
pacíficamente, mientras que la violencia de la dictadura podría
continuar. Cuales quiera que sean las promesas que los dictadores
ofrezcan en un acuerdo negociado, no debemos bajo ningún concepto
olvidar, que ellos son capaces de prometer cualquier cosa con tal de
lograr el sometimiento de las fuerzas opositoras democráticas y
después desvergonzadamente violar esos mismos acuerdos.
Sin
embargo, la lucha noviolenta es una técnica mucho más variada y
compleja que la violencia. A diferencia de esta es una lucha que
emplea armas políticas, económicas, sociales, sicológicas,
aplicadas por la población y las instituciones de la sociedad. A
estas armas se les ha conocido bajo diversos nombres, como protestas,
huelgas, desobediencia o no cooperación, boicot, descontento y poder
popular. Aunque la lucha noviolenta entraña también pérdidas y
sufrimientos, no cabe dudas de que es un método muy eficaz para
derrotar a las dictaduras y con un costo infinitamente menor y
viable.
nelsonchartrand@gmail.com
joisygarcia@gmail.com
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