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martes, 4 de marzo de 2014

“Dignidad Vs violencia”

Tema I
 
Ventajas de la Noviolencia sobre la Lucha Armada en todas sus 

Modalidades.

Como todos sabemos, los dictadores generalmente hacen caso omiso a las barreras constitucionales y legales, las decisiones judiciales y la opinión pública, reaccionando con brutalidades, torturas, y muertes, hecho que ha llevado a los pueblos a pensar equivocadamente que solo por la violencia se puede acabar con una dictadura.

Esta gente, por lo general, ha peleado valientemente, pagando un alto precio en sufrimientos y vidas. Sus logros a veces han sido considerables, pero casi nunca han obtenido la libertad.
Las rebeliones violentas desencadenan violentas represiones que con frecuencia dejan a la población más indefensa que antes. Es por ello que la opción de los pueblos en escoger la lucha violenta para derrocar a la dictadura es precisamente el medio menos idóneo, pues es este precisamente el modo de lucha en que los opresores tienen casi siempre la superioridad. No importa cuánto más o cuanto menos estos demócratas puedan soportar, a fin de cuenta uno, generalmente no se puede escapar de las duras realidades militares.

Ahora bien, cuando se reconoce que la rebelión militar no es viable, algunos disidentes se inclinan por la guerra de guerrilla. Este tipo de guerra no es ninguna solución evidente, especialmente por la inmensa cantidad de bajas que suelen producirse entre la población civil. Por otra parte, frecuentemente, el gobierno en el poder reubica a la población, con la secuela de inmensos sufrimientos humanos y los trastornos sociales que esto conlleva. Aun cuando resulte victoriosa la lucha de guerrilla, tiene a largo plazo considerables consecuencias negativas en lo estructural.

El golpe militar contra una dictadura, pudiera parecer la manera más rápida de quitarse de encima un régimen particularmente repugnante. Sin embargo, existen serios problemas con respecto a esta técnica. Lo más importante es que deja intacta la distribución negativa del poder entre la población y la élite de control del gobierno y sus fuerzas armadas. Lo más probable es que la supresión de personas o camarillas de las posiciones del gobierno, de pie para que otro grupo semejante ocupe su lugar. Teóricamente, este grupo puede ser menos duro en su comportamiento, y más dispuesto a abrirse de manera limitada a las reformas democráticas. Sin embargo, el caso opuesto es lo más probable. Tengamos presente, que la lucha armada contra la dictadura no les afectará donde son más débiles, si no, donde son más fuertes.

En tanto, Las negociaciones son un instrumento muy útil para resolver algunos conflictos por lo que no deben desdeñarse o rechazarse cuando son apropiadas.

Ahora bien, cuando los asuntos a resolver son fundamentales, porque afectan principios religiosos, problemas de la libertad humana o todo el desarrollo futuro de la sociedad, la negociación no lleva a una solución satisfactoria para ambas partes. En algunos asuntos básicos no se debe transigir. Solo un cambio en la correlación de fuerzas a favor de los demócratas, puede salvaguardar adecuadamente los asuntos básicos que están en discusión. Ese cambio ocurre a través de una buena estrategia, no mediante negociaciones. Esto no quiere decir que las negociaciones no puedan usarse nunca. El hecho es que tales negociaciones no son un modo realista de librarse de una férrea dictadura, cuando no existe una poderosa oposición democrática. Tengan presente al respecto, que los dictadores firmemente establecidos, se sienten muy seguros de su posición, pueden negarse a negociar con sus opositores democráticos, o bien, cuando se hayan iniciado las mismas, estas podrían tornarlas ellos mismos bien difíciles.

Es probable que los demócratas estén especialmente dispuestos a negociar cuando los dictadores, evidentemente tienen la superioridad militar y cuando la destrucción, las víctimas y los perjuicios sufridos, ya no pueden soportarse más. Habrá entonces una fuerte tentación de explotar cualquier otra opción que pueda rescatar al menos, algunos objetivos de los demócratas, a la vez que pone fin a un ciclo de violencia y contra violencia.

La oferta de paz mediante las negociaciones que un dictador le haga a la oposición democrática, por supuesto no será del todo sincera. Es muy importante tener presente que cuando la dictadura es fuerte pero existe una resistencia irritante, puede que los dictadores deseen lograr la rendición de la oposición bajo la cobertura de hacer la paz. El llamado a negociar puede parecer atractivo, pero dentro de la sala de negociaciones se esconderán graves peligros.

Los demócratas deben desconfiar de las trampas que los dictadores les pueden tender con pleno conocimiento de causa durante el proceso de negociación. El llamado a negociar cuando se trata de cuestiones fundamentales de las libertades políticas, puede ser un esfuerzo por parte de los dictadores para inducir a los demócratas a rendirse pacíficamente, mientras que la violencia de la dictadura podría continuar. Cuales quiera que sean las promesas que los dictadores ofrezcan en un acuerdo negociado, no debemos bajo ningún concepto olvidar, que ellos son capaces de prometer cualquier cosa con tal de lograr el sometimiento de las fuerzas opositoras democráticas y después desvergonzadamente violar esos mismos acuerdos.

Sin embargo, la lucha noviolenta es una técnica mucho más variada y compleja que la violencia. A diferencia de esta es una lucha que emplea armas políticas, económicas, sociales, sicológicas, aplicadas por la población y las instituciones de la sociedad. A estas armas se les ha conocido bajo diversos nombres, como protestas, huelgas, desobediencia o no cooperación, boicot, descontento y poder popular. Aunque la lucha noviolenta entraña también pérdidas y sufrimientos, no cabe dudas de que es un método muy eficaz para derrotar a las dictaduras y con un costo infinitamente menor y viable.

nelsonchartrand@gmail.com
joisygarcia@gmail.com





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