No hay que dudarlo ni por un instante: las
dictaduras aunque se vistan de seda, dictaduras se quedan. El domingo 14
de octubre cumplió un año de fallecida en Cuba la indiscutible líder de
las Damas de Blanco: Laura Pollán, una mujer sencilla, de voz pausada,
profesora graduada en Español y Literatura, una luchadora incansable por
defender los derechos cívicos de nuestro pueblo.
José Martí, ese innegable maestro de generaciones
nos dejó como enseñanza escrita la famosa frase: “Honor a quien honor
merece”, solamente puedo pensar que derivado de ese profundo pensamiento
lógico a alguien se le ocurrió la idea de abrir un libro para rendir
homenaje en recordatorio de ella. En la calle Neptuno No. 963 es donde
se encuentra ubicada la sede de las Damas de Blanco y en este primer
aniversario de fallecida rindieron tributo a su legado y memoria no
pocos compatriotas. Hasta allí me trasladé en horas de la mañana.
Era un día gris y nublado, propio de la ocasión.
En las esquinas de la vivienda se observaban varias motos policiales que
desviaban el tránsito, los patrulleros y policías hacían olas, varios
hombres vestidos de civil en la calle….. ¡Carnet de identidad!, me pide
un hombre vestido de civil…, me pregunto a mí mismo:¿por qué no lo pide
un policía?, supongo que es la persona facultada… pero… ¿quién soy yo en
este enorme embrollo vivencial para cuestionar otra violación más a mis
supuestos derechos constitucionales?,…… una hormiguita mas.
No ofrezco resistencia y pienso en Gandhi, Laura y
varios más, ellos sí que fueron grandes, me digo. Me registran
corporalmente y arrestan. Me conducen a toda velocidad en un auto
patrullero hacia la estación policial del Cerro. Allí pude ver de lejos a
una conocida Dama de Blanco intercambiamos miradas y solidaridad, es
Mercedes Fresneda.
En la estación un oficial de la Contrainteligencia
(CI) vuelve a mandar un resquicio, “sin queriendo” o adrede, se le va
la mano al guajirito… ¡coño compadre!, le expreso. Me mira con mirada
aterradora, si su amo le da la orden me mata. Estoy alerta, ya he oído
de ese tipo de abusos o técnicas parapoliciales para acoquinar a las
multitudes que se rebelan y exigen sus derechos, para continuar ellos
teniendo un control social magnánimo, enfermizo… ese es su objetivo.
Después
de un rato en esa estación le orientan a dos policías que me conduzcan
hasta la estación policial de Santiago de las Vegas. Pude disfrutar del
paisaje que a toda velocidad pasaba por mis ojos, llegamos y me entregan
a más policías. Rejas y candados se abren y se cierran. No pienso en
mí, pienso en Laura y en los moretones que sobre su cuerpo me enseñó en
más de una ocasión, debe haber sufrido mucho más que yo… vale la pena lo
que suceda, es mi pequeña manera de contribuir y de elevar mi voz
diciendo: “no aguantamos mas, nuestro pueblo exige cambios
democráticos”.
Intentan que firme un documento donde dice la
mentira más grande del día:“escándalo público”. M e niego, nunca he sido
tan educado, cívico y cortés como lo fui hoy… a pesar de la detención
arbitraria y del apretón innecesario a mi testículo.
Nuevamente en una celda, me miro lentamente….,
luzco feo, sin cinto y sin cordones, pero esta vez hay algo nuevo… sin
medias, así como lo leen, no entiendo nada.
Instrucción policial
Un muchacho de tez negra se identifica como el
agente Marcos de la CI, es joven y corpulento, maneja el interrogatorio
de forma cívica. Aparentemente los castristas me han enviado a un
policía del pensamiento algo civilizado y actualizado, aunque maneja muy
bien el lenguaje de la neolengua comunista (algo que ya nadie entiende
ni comprende, pero algunos aún toleran). No violó ningún principio moral
y ético en que creo y es por ello que intercambiamos palabras. Ni tan
siquiera me ha invitado a chivatear a mis semejantes, pienso que su
instrucción policial, aunque injustificada y que nos sigue negando
nuestros derechos a expresarnos, ha sido tolerante No degrada mi moral
este individuo, sencillamente pensamos y tenemos puntos de vista
diferentes.
Aproximadamente a las tres y tantas de la tarde me
devuelven mis pertenencias y me liberan. Estoy cansado, hambriento,
bien lejos de casa, pero vivo… Mientras me traslado observo la presencia
en las calles de muchos policías con perros y analizo para dentro de mi
que el verdadero escándalo público que se ha cometido en el día de hoy
en la Habana es el atropello que continúa y reiteradamente sigue
cometiendo el Gobierno con sus fuerzas militares y paramilitares contra
pacíficos ciudadanos que existimos y queremos expresarnos.
Hoy sueño con el día en que pueda llevar en mi
mano un gladiolo al sitio histórico en que reposan los inolvidables
restos de esa madre de la lucha pacífica y la democracia en Cuba: Laura
Pollán. Sin miedos, sin que un representante del Gobierno me detenga, es
decir, como la soñó Martí: en una Cuba distinta, libre.
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