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jueves, 18 de octubre de 2012

Un verdadero escándalo público.


No hay que dudarlo ni por un instante: las dictaduras aunque se vistan de seda, dictaduras se quedan. El domingo 14 de octubre cumplió un año de fallecida en Cuba la indiscutible líder de las Damas de Blanco: Laura Pollán, una mujer sencilla, de voz pausada, profesora graduada en Español y Literatura, una luchadora incansable por defender los derechos cívicos de nuestro pueblo.
José Martí, ese innegable maestro de generaciones nos dejó como enseñanza escrita la famosa frase: “Honor a quien honor merece”, solamente puedo pensar que derivado de ese profundo pensamiento lógico a alguien se le ocurrió la idea de abrir un libro para rendir homenaje en recordatorio de ella. En la calle Neptuno No. 963 es donde se encuentra ubicada la sede de las Damas de Blanco y en este primer aniversario de fallecida rindieron tributo a su legado y memoria no pocos compatriotas. Hasta allí me trasladé en horas de la mañana.
Era un día gris y nublado, propio de la ocasión. En las esquinas de la vivienda se observaban varias motos policiales que desviaban el tránsito, los patrulleros y policías hacían olas, varios hombres vestidos de civil en la calle….. ¡Carnet de identidad!, me pide un hombre vestido de civil…, me pregunto a mí mismo:¿por qué no lo pide un policía?, supongo que es la persona facultada… pero… ¿quién soy yo en este enorme embrollo vivencial para cuestionar otra violación más a mis supuestos derechos constitucionales?,…… una hormiguita mas.
No ofrezco resistencia y pienso en Gandhi, Laura y varios más, ellos sí que fueron grandes, me digo. Me registran corporalmente y arrestan. Me conducen a toda velocidad en un auto patrullero hacia la estación policial del Cerro. Allí pude ver de lejos a una conocida Dama de Blanco intercambiamos miradas y solidaridad, es Mercedes Fresneda.
En la estación un oficial de la Contrainteligencia (CI) vuelve a mandar un resquicio, “sin queriendo” o adrede, se le va la mano al guajirito… ¡coño compadre!, le expreso. Me mira con mirada aterradora, si su amo le da la orden me mata. Estoy alerta, ya he oído de ese tipo de abusos o técnicas parapoliciales para acoquinar a las multitudes que se rebelan y exigen sus derechos, para continuar ellos teniendo un control social magnánimo, enfermizo… ese es su objetivo.
Después de un rato en esa estación le orientan a dos policías que me conduzcan hasta la estación policial de Santiago de las Vegas. Pude disfrutar del paisaje que a toda velocidad pasaba por mis ojos, llegamos y me entregan a más policías. Rejas y candados se abren y se cierran. No pienso en mí, pienso en Laura y en los moretones que sobre su cuerpo me enseñó en más de una ocasión, debe haber sufrido mucho más que yo… vale la pena lo que suceda, es mi pequeña manera de contribuir y de elevar mi voz diciendo: “no aguantamos mas, nuestro pueblo exige cambios democráticos”.
Intentan que firme un documento donde dice la mentira más grande del día:“escándalo público”. M e niego, nunca he sido tan educado, cívico y cortés como lo fui hoy… a pesar de la detención arbitraria y del apretón innecesario a mi testículo.
Nuevamente en una celda, me miro lentamente…., luzco feo, sin cinto y sin cordones, pero esta vez hay algo nuevo… sin medias, así como lo leen, no entiendo nada.
Instrucción policial
Un muchacho de tez negra se identifica como el agente Marcos de la CI, es joven y corpulento, maneja el interrogatorio de forma cívica. Aparentemente los castristas me han enviado a un policía del pensamiento algo civilizado y actualizado, aunque maneja muy bien el lenguaje de la neolengua comunista (algo que ya nadie entiende ni comprende, pero algunos aún toleran). No violó ningún principio moral y ético en que creo y es por ello que intercambiamos palabras. Ni tan siquiera me ha invitado a chivatear a mis semejantes, pienso que su instrucción policial, aunque injustificada y que nos sigue negando nuestros derechos a expresarnos, ha sido tolerante No degrada mi moral este individuo, sencillamente pensamos y tenemos puntos de vista diferentes.
Aproximadamente a las tres y tantas de la tarde me devuelven mis pertenencias y me liberan. Estoy cansado, hambriento, bien lejos de casa, pero vivo… Mientras me traslado observo la presencia en las calles de muchos policías con perros y analizo para dentro de mi que el verdadero escándalo público que se ha cometido en el día de hoy en la Habana es el atropello que continúa y reiteradamente sigue cometiendo el Gobierno con sus fuerzas militares y paramilitares contra pacíficos ciudadanos que existimos y queremos expresarnos.
Hoy sueño con el día en que pueda llevar en mi mano un gladiolo al sitio histórico en que reposan los inolvidables restos de esa madre de la lucha pacífica y la democracia en Cuba: Laura Pollán. Sin miedos, sin que un representante del Gobierno me detenga, es decir, como la soñó Martí: en una Cuba distinta, libre.


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