LA HABANA, Cuba, diciembre de 2010
Joisy García Martínez.
En esos cotidianos ir y venir, tratando
por todos los medios posibles de ser un buen surtidor para la mesa
familiar, encontré en el Guatao a una persona que mirando para todos
lados me hacia señas y me exhortaba a acercarme.
Con aspecto noble, humilde y campesino,
misterioso como el solo, me dice ver con buenos ojos lo que hago y
estar dispuesto a colaborar conmigo, pero solamente yo podría
identificarle, por lo que automáticamente después de varias
conversaciones le bauticé con el seudónimo de El dicharachero de
Guatao.
El seudónimo es por su gusto hacia los
dicharachos populares, su amor por la poesía campesina, los
animales, la tierra y su preocupación por la situación
sociopolítica nacional, se le sale por encima de su sencilla
vestimenta patriotismo, en otras palabras nos gusta hablar de lo
prohibido en nuestro país.
Acorde publicarle en mi blog de
(opinión propia), dos poesías que me escribió y aquí van:
Pinto.
Pinto una cafetería,
desde luego sin café
Y pinto un comité, y una
bodega vacía
Y pinto una ferretería, y
una cola caminando
Y no he podido pintar el
hambre que estamos pasando.
Al campesino cubano.
Cuando la caña no era
mía,
La cortaba de un solo
tajo,
Almorzaba arroz y tasajo
Y comía todos los días
Y ahora que dicen que la
caña es mía
La corto de cuatro tajos
Almuerzo a casa del carajo
Y no como todos los días.
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