"Lo que ha hecho siempre del Estado un infierno sobre la tierra,
es precisamente que el hombre ha intentado hacer de él su Paraíso".
Friedrich Holderlin
Sentado en una de las piedras menos ásperas que encontré al borde del camino que hay a casa, es decir, en el jardín, pensaba en que para concebir cierta perfección en algo se requiere algún que otro nivel ético, y es indispensable una positiva educación intelectual. Lo indudable es que como dice mi viejo, la curiosidad hace el saber. Sin lo anterior, pueden tenerse fanatismos, sueños, alucinaciones y supersticiones...; ideales, jamás.
Los que vivan por debajo de ese mínimo nivel y no adquieran información, experiencias y educación permanentemente, permanecerán sujetos a los credos que otros les impongan, seguirán desgraciadamente el difícil camino de ser cautivos de fórmulas que lamentablemente nos paralizan.
La desigualdad humana no es un descubrimiento nuevo, ni nada por el estilo. Mestrio Plutarco, hace siglos escribió: "Los animales de una misma especie difieren menos entre sí que unos hombres de otros".
Un lance fútil, una palabra, algún juego, aclara más las cosas sobre las disposiciones naturales de los hombres que las grandes batallas ganadas, donde pueden haber caído más de diez mil soldados.
Michel de Montaigne escribió: "Hay más distancia entre tal y tal hombre, que entre tal hombre y tal bestia: es decir, que el más excelente animal está más próximo del hombre menos inteligente, que este último de otro hombre grande y excelente".
En esta disyuntiva se encuentran hoy nuestros hermanos venezolanos, quienes han optado por el método heurístico de ensayo y error, también conocido como prueba y error; del cual los cubanos estamos más que hastiados.
Después de más de medio siglo de experimentaciones, volveremos a la -feliz o infeliz inlibertad- versión militar de "dejo pasar, dejo hacer", laissez faire, laissez passer en versión cubana ...Pero a los que son políticamente correctos, es decir, que para invertir en Cuba, habrá que ser un empresario que cruce frente a un burócrata el mundo a hurtadillas, temeroso de que algún funcionario gubernamental pueda reprocharle la osadía de existir en vano..., podrá ganar algo de dinero, pero mirando a un lado, siendo como un contrabandista de su propia vida y existencia.
Indiscutiblemente, la promesa de mayores libertades es la responsable de haber atraído a más víctimas al camino socialista, y esto no hace más que ampliar nuestra tragedia. Hoy se trata de promesas económicas, confundiéndonos y cegándonos ante el interminable conflicto de principios que existe desde hace tanto tiempo entre los socialistas y los liberales.
Los ensayistas que construyen hoy los fundamentos del "socialismo próspero y sostenible" saben muy bien, y sin lugar a dudas, que sus ideas sólo podrán llevarse a la práctica mediante la imposición del poder coercitivo y su gobierno dictatorial.
Ese "socialismo próspero y sostenible" no podrá ser logrado y mantenido por medios democráticos, como observamos hoy en nuestro hemisferio. Parece más bien pertenecer al mundo de las utopías.
Max Eastman, viejo amigo del dictador Lenin, se vio forzado a admitir en su libro Stalin's Russia and the Crisis of Socialism que: "en vez de ser mejor, el estalinismo es peor que el fascismo, más cruel, bárbaro, injusto, inmoral y antidemocrático, incapaz de redención por una esperanza o un escrúpulo"..., mejor describirlo como superfascista". Reconoció que "el estalinismo es socialismo, en el sentido de ser el acompañamiento político inevitable, aunque imprevisto, de la nacionalización y la colectivización que ha adoptado como parte de su plan para erigir una sociedad sin clases".
Nada de qué arrepentirnos. Sencillamente estamos ante la presencia y comprobación de que todo lo que se nos prometió, como el camino a la prosperidad y las libertades, ha sido de hecho el retroceso a la servidumbre.
La generación a la que pertenecemos está aprendiendo por experiencia propia que aunque nos prometan algunos falsos iluminados una vida más abundante, lo que nos sucede cuando retrocedemos de la libertad a una organización coercitiva, aunque la llamen prospera y sostenible. Ya nadie cree que el socialismo y la libertad puedan combinarse.
joisygarcia@gmail.com
Friedrich Holderlin
Sentado en una de las piedras menos ásperas que encontré al borde del camino que hay a casa, es decir, en el jardín, pensaba en que para concebir cierta perfección en algo se requiere algún que otro nivel ético, y es indispensable una positiva educación intelectual. Lo indudable es que como dice mi viejo, la curiosidad hace el saber. Sin lo anterior, pueden tenerse fanatismos, sueños, alucinaciones y supersticiones...; ideales, jamás.
Los que vivan por debajo de ese mínimo nivel y no adquieran información, experiencias y educación permanentemente, permanecerán sujetos a los credos que otros les impongan, seguirán desgraciadamente el difícil camino de ser cautivos de fórmulas que lamentablemente nos paralizan.
La desigualdad humana no es un descubrimiento nuevo, ni nada por el estilo. Mestrio Plutarco, hace siglos escribió: "Los animales de una misma especie difieren menos entre sí que unos hombres de otros".
Un lance fútil, una palabra, algún juego, aclara más las cosas sobre las disposiciones naturales de los hombres que las grandes batallas ganadas, donde pueden haber caído más de diez mil soldados.
Michel de Montaigne escribió: "Hay más distancia entre tal y tal hombre, que entre tal hombre y tal bestia: es decir, que el más excelente animal está más próximo del hombre menos inteligente, que este último de otro hombre grande y excelente".
En esta disyuntiva se encuentran hoy nuestros hermanos venezolanos, quienes han optado por el método heurístico de ensayo y error, también conocido como prueba y error; del cual los cubanos estamos más que hastiados.
Después de más de medio siglo de experimentaciones, volveremos a la -feliz o infeliz inlibertad- versión militar de "dejo pasar, dejo hacer", laissez faire, laissez passer en versión cubana ...Pero a los que son políticamente correctos, es decir, que para invertir en Cuba, habrá que ser un empresario que cruce frente a un burócrata el mundo a hurtadillas, temeroso de que algún funcionario gubernamental pueda reprocharle la osadía de existir en vano..., podrá ganar algo de dinero, pero mirando a un lado, siendo como un contrabandista de su propia vida y existencia.
Indiscutiblemente, la promesa de mayores libertades es la responsable de haber atraído a más víctimas al camino socialista, y esto no hace más que ampliar nuestra tragedia. Hoy se trata de promesas económicas, confundiéndonos y cegándonos ante el interminable conflicto de principios que existe desde hace tanto tiempo entre los socialistas y los liberales.
Los ensayistas que construyen hoy los fundamentos del "socialismo próspero y sostenible" saben muy bien, y sin lugar a dudas, que sus ideas sólo podrán llevarse a la práctica mediante la imposición del poder coercitivo y su gobierno dictatorial.
Ese "socialismo próspero y sostenible" no podrá ser logrado y mantenido por medios democráticos, como observamos hoy en nuestro hemisferio. Parece más bien pertenecer al mundo de las utopías.
Max Eastman, viejo amigo del dictador Lenin, se vio forzado a admitir en su libro Stalin's Russia and the Crisis of Socialism que: "en vez de ser mejor, el estalinismo es peor que el fascismo, más cruel, bárbaro, injusto, inmoral y antidemocrático, incapaz de redención por una esperanza o un escrúpulo"..., mejor describirlo como superfascista". Reconoció que "el estalinismo es socialismo, en el sentido de ser el acompañamiento político inevitable, aunque imprevisto, de la nacionalización y la colectivización que ha adoptado como parte de su plan para erigir una sociedad sin clases".
Nada de qué arrepentirnos. Sencillamente estamos ante la presencia y comprobación de que todo lo que se nos prometió, como el camino a la prosperidad y las libertades, ha sido de hecho el retroceso a la servidumbre.
La generación a la que pertenecemos está aprendiendo por experiencia propia que aunque nos prometan algunos falsos iluminados una vida más abundante, lo que nos sucede cuando retrocedemos de la libertad a una organización coercitiva, aunque la llamen prospera y sostenible. Ya nadie cree que el socialismo y la libertad puedan combinarse.
joisygarcia@gmail.com
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