Parte
III de IV
“Mañana tal vez tengamos que sentarnos frente a nuestros hijos y decirles que fuimos derrotados. Pero no podremos mirarlos a los ojos y decirles que viven así porque no nos animamos a pelear.”
Mahatma
Gandhi.
Gandhi
no solo fue un líder benévolo, profundo y desinteresado, sino, lo
que llamaríamos en una guerra regular un gran estratega en las
tácticas no violentas. Más que conceptos de autodefensa social veía
en la acción no violenta el principio del humanismo en el
enfrentamiento. Expresaba que “La no cooperación está
dirigida no contra los hombres, sino contra los medios” pues como
se sabe, una de las tácticas es no colaborar en nada, boicotear todo
lo que responda a leyes injustas.
En
su experiencia occidental en Londres, tuvo acceso a intelectuales que
allanaron su inclinación no violenta de la lucha, tales como León
Tolstoi en su libro “El Reino de Dios está en tus Manos”, al
anarquista norteamericano Henry David Thoreau en su famoso ensayo “La
Desobediencia Civil”. Complementó y perfeccionó sus
conocimientos con el Bhagavad Gitá, libro sagrado hindú. Pese a no
contar con un antecedente practico, pues el pionero en este tipo de
lucha fue él, estableció un precedente valido clásico, tanto
para el movimiento cívico liderado por Martin Luther King, como para
el sufrido y vapuleado pueblo cubano.
Entre
sus conceptos proactivos se encuentran las marchas, (preferiblemente
largas) que vayan propagando por sí mismas la protesta de que se
trate, pues los resultados son implosivos, es decir, no se ven de
inmediato. Boicots, que es la negación de apoyo al uso de
productos o servicios, manifestaciones locales de todo tipo,
destrucción de documentos que afecten la dignidad o derechos
ciudadanos, o que respondan a leyes injustas. No obedecer ningún
decreto o mandato lesivo a la dignidad humana, ciudadana o justicia,
etc. El supo desde un principio, como lo expresó el Dalai Lama, que
la no violencia debía brotar desde la sinceridad del corazón y no
como un recurso inteligente u obligado por las circunstancias,
por lo que dijo: “Gandhi sintió que la no violencia exige una
condición muy fuerte, y el obstáculo mayor para ello es el odio.”
Gandhi
dijo: “La acción no violenta sin la intervención del corazón y
la cabeza, no puede producir el resultado que se busca.”... “La
verdad es el objetivo, el amor el medio para llegar a ella.”
Propugnaba siempre la necesidad de ser fiel a la conciencia, negando
rotundamente y considerando despreciable el principio
maquiavélico de que el fin justifica los medios, que un
maestro hindú de política, exaltaba y ponía en práctica sin
escrúpulos.
Elevó
el amor, (ahimsa), a la categoría de arma política, develando el
sentimiento de bondad humana como instrumento paralelo en la
estrategia de la no violencia. Sus repetidas y dolorosas huelgas de
hambre, (16), su dedicación apasionada a su pueblo, su devoción
fervorosa y desinterés personal lo elevaron a la categoría única
de padre de la patria, (Bapu), y a una conceptualización popular de
casi un santo. Su humanismo era extremo, devenido herencia espiritual
de su madre, que lo extendía explícitamente a los animales,
llegando a decir que “Un país, una civilización se puede
juzgar por la forma en que trata a los animales.” y más
aun, “Siento que el progreso espiritual nos demanda que
dejemos de maltratar y comer a nuestros hermanos, criaturas de Dios y
solo para satisfacer nuestros pervertidos y sensuales apetitos.
La supremacía del hombre sobre el animal debería demostrarse no
solo avergonzándonos de la bárbara costumbre de matarles y
devorarles, sino cuidándolos y amándolos. No comer
carne constituye, sin la menor duda, una gran ayuda para la
evolución y paz de nuestro espíritu.” Sin dudas, ese hombre
antiguo también es un gran visionario del futuro.
El
centro de su estrategia no violenta lo procuraba celosamente en
la unidad, integrada a partir del Partido Nacional del
Congreso. Lo principal era el fortalecimiento del
espíritu acrecentando la dignidad a partir de la
rebeldía ante la injusticia. Obsérvese el mensaje siguiente,
brindado por Gandhi, en medio de la Segunda Guerra Mundial: “Deben
invitar a Hitler y Mussolini a que tomen todo lo que quieran y de sus
países. Si ellos quieren ocupar sus casas váyanse de ellas. Si no
les permiten salir sacrifíquense a ellos, PERO SIEMPRE REHUSEN
RENDIRLES OBEDIENCIA”. Enfatizaba que “Para el temeroso de Dios
la muerte no conlleva a terror” y también, “La humanidad no
puede liberarse de la violencia, más que por medio de la
no violencia. Reforzaba el valor esencial del hombre en el
ejercicio de la voluntad, cuando expresó que “La fuerza no
emerge de la capacidad física. Viene de una indomable voluntad.”
Y
se ponía a sí mismo como ejemplo, “Dicen que soy héroe, yo
débil, tímido, casi insignificante. Si siendo como soy hice lo que
hice, imagínate lo que pueden hacer todos ustedes juntos.” Y
desmoronaba la caterva moral y cívica del gobierno opresor de
su pueblo, diciendo: “Cuando un gobierno ha tomado las armas contra
su pueblo desarmado, ha perdido su derecho a gobernar.”
Profundamente
optimista y positivo en la naturaleza humana, enseñaba a pesar de
toda su vida llena de sacrificios y dolores que “No debemos
perder la fe en la humanidad, que es como un océano; ella no se
mancha porque algunas de sus gotas estén sucias.” Sin negar
la profunda visión sobre la mediocridad y ambición humana,
cuando dijo “Hay suficiente agua para toda la humanidad, pero no
para la codicia humana.” Su devoción y entrega absoluta al amor a
Dios tal vez se muestre en el símbolo de haber sido asesinado,
cuando aún convaleciente de la última huelga se dirigía a su
oración cotidiana vespertina. Se definía religiosamente como:
“Soy cristiano e hindú y musulmán y judío”. Es decir,
reconocía sabiamente la santidad de todos los libros sagrados de la
humanidad.
Se
definía humano y pecador, por lo que en su modestia se alejaba de
todo culto a la personalidad, diciendo: “Puesto que soy imperfecto
y necesito la tolerancia y la bondad de los demás, también he de
tolerar los defectos del mundo hasta que pueda encontrar el
secreto que me permita ponerles remedio.” Lo que a su vez
es complementado por: “La voz interior me dice que siga
combatiendo contra el mundo entero, aunque me encuentre solo. Me
dice que no tema a este mundo, sino que avance, llevando en mi nada
más que el temor a Dios.” Admitía la sabiduría y poder de la
oración, cuando dijo: “No soy sabio, pero humildemente aspiro
a ser un hombre de oración.” Y añadía, “Si no tenemos miedo de
los hombres y buscamos solo la verdad de Dios, estoy seguro
de que todos podremos ser sus mensajeros”. Sentenciaba que:
“Cuando todos te abandonan, Dios se queda contigo.”
Su
grandeza manifiesta tal vez quede resumida mejor en esta, la llamada
oración de
Gandhi:
MI SEÑOR.
Ayúdame
a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para
ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla,
No me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.
Enséñame a querer a la gente como a mí mismo.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo ni en la desesperación si fracaso.
Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame a que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza.
Si me quitas el éxito, dame fuerza para aprender del fracaso.
Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme
y si la gente me ofende, dame valor para perdonar.
i Señor… si yo me olvido de ti, nunca te olvides de mi !
Mahatma Gandhi.
Tomado de Wikipedia libre, biografías y videos, todo de Internet.
Carlos B. García Ocampo y Joisy García Martínez.
Si me das fortuna, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla,
No me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.
Enséñame a querer a la gente como a mí mismo.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo ni en la desesperación si fracaso.
Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame a que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza.
Si me quitas el éxito, dame fuerza para aprender del fracaso.
Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme
y si la gente me ofende, dame valor para perdonar.
i Señor… si yo me olvido de ti, nunca te olvides de mi !
Mahatma Gandhi.
Tomado de Wikipedia libre, biografías y videos, todo de Internet.
Carlos B. García Ocampo y Joisy García Martínez.
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