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martes, 5 de abril de 2011

Lo que suponemos sea “La cosa pública”.

La Habana, abril de 2011
Carretera de San Pedro
Joisy García Martínez.

Las diferencias de opinión nunca deben significar hostilidad. Si así fuera, mi mujer y yo hubiéramos sido enemigos irreconciliables. No conozco, en el mundo, dos personas que no sostengan opiniones distintas, y como yo soy adepto del Gita siempre me he propuesto tratar a todos aquellos que difieren de mí con el mismo afecto que siento por los más próximos y queridos.
Mahatma Gandi.

Como es conocido por los lectores de este blog, desde junio del 2010 he estado apoyando el proyecto participativo “La Voz del Barrio” cuyo propósito es viabilizar las inquietudes de nuestra comunidad a través de los mecanismos establecidos por el denominado Poder Popular y de esta forma servir de voz a los que por miedo o indolencia no aprovechan los escasos resquicios jurídicos que las leyes nos permiten, para oír nuestras opiniones, quejas y sugerencias.

El pasado viernes 1ro de abril recibí en mi casa una citación algo extraña y que por su incoherencia me despertó la total curiosidad, se trata de un mandato oficial del Ministerio del Interior, que ante amenaza de multa o acusación por denegación de auxilio, me exigía que me presentara ante el presidente del Gobierno de Punta Brava el sábado a las 9am, supuestamente para respuestas a mis solicitudes, no entendía nada y me preguntaba ¿quién se subordina a quién?, ¿qué tiene que ver el Minint con solicitudes ciudadanas? Todo un enigma para mí.

Teniendo conocimiento, de que hace pocos días fue citado verbalmente para el consejo de P. Brava un integrante del proyecto participativo “La Voz del Barrio” temí fuera un interrogatorio o un linchamiento moral con la complicidad de la policía política y Rigoberto, Jefe del Consejo Popular en la localidad.
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La conversación comenzó algo tensa por la forma de convocatoria, se encontraba allí además un señor llamado José, representante de comunales, y le pedí al Jefe del Consejo que por favor si el carácter de la próxima citación era para conversar con él sobre asuntos de la comunidad, pues lo efectuara de otra forma y no de la forma policíaca en que se desarrolló esta. Allí me presenté de forma voluntaria y para -como decía la citación-, recibir respuesta a solicitudes ciudadanas.

En la inesperada y pequeña rendición de cuentas se trataron algunos temas elevados por los voceros del barrio en la localidad, el Estadio de pelota (solución a medias); los precios en el autónomo y secretísimo Liceo privado de P. Brava (sin solución momentánea); escasez de agua, argumenta el  jefe del consejo que existen fondos para garantizar su transporte en camiones cisterna (está por ver); los reducidos espacios culturales (ampliando su gama a ritmo de recursos, esgrime el delegado); la recogida de basura (mejora a ritmo lento y no autorizan por falta de presupuesto su recogida con transportes tirados por caballos), en este punto el jefe de comunales José, argumenta la indisciplina ciudadana y su incultura cívica. Coincido con lo que expone. Correos electrónicos en el joven club de computación, objeta que se estudia y se darán pasos significativos con la llegada a Cuba del cable submarino desde Venezuela (para cuándo, no me miente o ganan tiempo? ).Entre otros temas.

Sin desaprovechar este momento de increíble comunicación, tratamos otras cuestiones comunitarias, el olvidado, deteriorado e inutilizado cine, la contaminación del río de P. Brava, el mal servicio del transporte, la construcción de un estadio de fútbol y el equipo de la localidad, la peña de los abuelos, la apertura de una biblioteca y los carteles que pusieron en la cerca periférica de una de las fincas del expresidente Fidel Castro, Silvio Benítez y su libertad de expresión (carteles), entre otros.

Al terminar me sorprende con la insistencia, de que le diera por escrito mi valoración sobre los puntos platicados, sospecho que es para tener mi caligrafía y compararla con lo escrito en la finca del caudillo, no lo pienso dos veces, no tengo nada que esconder y creo firmemente en la libertad de expresión, lo complazco y me marcho con la satisfacción de por lo menos haber sido escuchado, sin amenazas, sin maltratos psicológicos, sin hipocresías  y que pude expresarme hoy con libertad y respeto, aunque solamente hayan sido temas comunitarios.


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