Carretera de San Pedro.
Joisy García Martínez.
“La ley es para todos”
Félix Varela.
Fuimos muchos los que firmamos el “Proyecto Varela” por el año 2002, esta determinación personal, en la cual todos sus miembros firmaban con su nombre, apellidos y dirección particular nos marco para siempre de una u otra forma.
Sin imaginar lo que me caería encima y prácticamente sin proponérmelo, comenzó la actividad cívica en mi vida. A los tres meses de haber estampado mi insignificante firma, dos agentes vestidos de paisano me visitaban y se identificaban como miembros del proyecto, al preguntarme si estaría dispuesto a guardar armas e impresoras en casa, -automáticamente se les caía la careta- y traté involuntariamente de reírme de ellos, argumentándoles que en ningún momento el documento hablaba de esas cosas y les añadí que cuando viniera la guerra, la famosa guerra que ellos siempre nos pintan, volvieran a visitarme.
En mi condición de aspirante a polilla me encontré con una biografía del Padre Félix Varela y quiero compartirla con los veinte seguidores de esté blog, imagino podría ser interesante para algunos, a mi me gusto mucho y comprendí que existen personas que a pesar del sacrificio que encierra, están dispuestas a vivir vidas sacrificadas en aras de una patria mejor.
El Padre Félix Varela nació en La Habana , Cuba el 20 de noviembre de 1788. Desde niño sintió vocación al sacerdocio y se distinguió por su gran inteligencia y piedad. A los 23 años fue ordenado sacerdote en la catedral de La Habana. Pronto mereció la admiración y el aprecio de todos por su vida ejemplar, su bondadoso carácter y su dedicación al ministerio de la enseñanza.
Como profesor durante diez años en el colegio-seminario de San Carlos de La Habana formó una ilustre pléyade de discípulos, en los cuales inculcó el amor a Dios, a la Patria y al prójimo. También contribuyó notablemente al progreso de las ciencias y las letras en Cuba.
En 1821 el Padre Félix Varela fue elegido para representar a Cuba en las Cortes de España, se trasladó a Nueva York desde donde proclamó el derecho de Cuba a ser una nación independiente y soberana. Su voz profética despertó la conciencia del pueblo cubano.
Sacerdote ejemplarísimo y lleno de celo por la salvación de las almas, el Padre Varela ejerció el ministerio sacerdotal en Nueva York durante 30 años con admirable abnegación y heroísmo. Fundo escuelas para niños, edifico iglesias y evangelizó a los pobres. Como Párroco y Vicario General mereció la admiración y el respeto de los fieles de Nueva York. Siempre vivió pobremente, entregado por entero al servicio de Dios. Y de su pueblo humilde. Su ministerio sacerdotal tuvo la gracia de iluminar las conciencias y atraer a las almas a Dios.
Los que lo conocieron en vida lo consideraban un santo. Los últimos tres años de su vida estuvieron marcados por las enfermedades, la soledad y la pobreza, pero, sin quejarse de nada, sobrellevó la contradicción y el sufrimiento con amor y paz interior.
El Padre Varela entregó su alma a Dios el 25 de febrero de 1853 en San Agustín de la Florida (Estados unidos). Sus restos mortales descansan en el recinto de la Universidad de La Habana.
Te leemos compañero.
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