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jueves, 14 de marzo de 2013

Mahatma Gandhi: Un contrarrevolucionario peligroso.

                                                                Parte III de IV 

 “Mañana tal vez tengamos que sentarnos frente a nuestros hijos y decirles que fuimos derrotados. Pero no podremos mirarlos a los ojos y decirles que viven así porque no nos animamos a pelear.”
Mahatma Gandhi.
Gandhi no solo fue un líder benévolo, profundo y desinteresado, sino, lo que llamaríamos en una guerra regular un gran estratega en las tácticas no violentas. Más que conceptos de autodefensa social veía en la acción no violenta el principio del humanismo en el enfrentamiento. Expresaba que “La no cooperación está dirigida no contra los hombres, sino contra los medios” pues como se sabe, una de las tácticas es no colaborar en nada, boicotear todo lo que responda a leyes injustas.
En su experiencia occidental en Londres, tuvo acceso a intelectuales que allanaron su inclinación no violenta de la lucha, tales como León Tolstoi en su libro “El Reino de Dios está en tus Manos”, al anarquista norteamericano Henry David Thoreau en su famoso ensayo “La Desobediencia Civil”.  Complementó y perfeccionó sus conocimientos con el Bhagavad Gitá, libro sagrado hindú. Pese a no contar con un antecedente practico, pues el pionero en este tipo de lucha fue él, estableció un precedente valido clásico, tanto para el movimiento cívico liderado por Martin Luther King, como para el sufrido y vapuleado pueblo cubano.

Entre sus conceptos proactivos se encuentran las marchas, (preferiblemente largas) que vayan propagando por sí mismas la protesta de que se trate, pues los resultados son implosivos, es decir, no se ven de inmediato. Boicots, que es la negación de apoyo al uso de productos o servicios, manifestaciones locales de todo tipo, destrucción de documentos que afecten la dignidad o derechos ciudadanos, o que respondan a leyes injustas. No obedecer ningún decreto o mandato lesivo a la dignidad humana, ciudadana o justicia, etc. El supo desde un principio, como lo expresó el Dalai Lama, que la no violencia debía brotar desde la sinceridad del corazón y no como un recurso inteligente u obligado por las circunstancias, por lo que dijo: “Gandhi sintió que la no violencia exige una condición muy fuerte, y el obstáculo mayor para ello es el odio.”
Gandhi dijo: “La acción no violenta sin la intervención del corazón y la cabeza, no puede producir el resultado que se busca.”... “La verdad es el objetivo, el amor el medio para llegar a ella.” Propugnaba siempre la necesidad de ser fiel a la conciencia, negando rotundamente y considerando despreciable el principio maquiavélico de que el fin justifica los medios, que un maestro hindú de política, exaltaba y ponía en práctica sin escrúpulos.
Elevó el amor, (ahimsa), a la categoría de arma política, develando el sentimiento de bondad humana como instrumento paralelo en la estrategia de la no violencia. Sus repetidas y dolorosas huelgas de hambre, (16), su dedicación apasionada a su pueblo, su devoción fervorosa y desinterés personal lo elevaron a la categoría única de padre de la patria, (Bapu), y a una conceptualización popular de casi un santo. Su humanismo era extremo, devenido herencia espiritual de su madre, que lo extendía explícitamente a los animales, llegando a decir que “Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a los animales.” y más aun, “Siento que el progreso espiritual nos demanda que dejemos de maltratar y comer a nuestros hermanos, criaturas de Dios y solo para satisfacer nuestros pervertidos y sensuales apetitos.  La supremacía del hombre sobre el animal debería demostrarse no solo avergonzándonos de la bárbara costumbre de matarles y devorarles, sino cuidándolos y amándolos.  No comer carne constituye, sin la menor duda, una gran ayuda para la evolución y paz de nuestro espíritu.” Sin dudas, ese hombre antiguo también es un gran visionario del futuro.
El centro de su estrategia no violenta lo procuraba celosamente en la unidad, integrada a partir del Partido Nacional del Congreso. Lo principal era el fortalecimiento del espíritu acrecentando la dignidad a partir de la rebeldía ante la injusticia. Obsérvese el mensaje siguiente, brindado por Gandhi, en medio de la Segunda Guerra Mundial: “Deben invitar a Hitler y Mussolini a que tomen todo lo que quieran y de sus países. Si ellos quieren ocupar sus casas váyanse de ellas. Si no les permiten salir sacrifíquense a ellos, PERO SIEMPRE REHUSEN RENDIRLES OBEDIENCIA”. Enfatizaba que “Para el temeroso de Dios la muerte no conlleva a terror” y también, “La humanidad no puede liberarse de la violencia, más que por medio de la no violencia. Reforzaba el valor esencial del hombre en el ejercicio de la voluntad, cuando expresó que “La fuerza no emerge de la capacidad física. Viene de una indomable voluntad.”
Y se ponía a sí mismo como ejemplo, “Dicen que soy héroe, yo débil, tímido, casi insignificante. Si siendo como soy hice lo que hice, imagínate lo que pueden hacer todos ustedes juntos.” Y desmoronaba la caterva moral y cívica del gobierno opresor de su pueblo, diciendo: “Cuando un gobierno ha tomado las armas contra su pueblo desarmado, ha perdido su derecho a gobernar.”
Profundamente optimista y positivo en la naturaleza humana, enseñaba a pesar de toda su vida llena de sacrificios y dolores que “No debemos perder la fe en la humanidad, que es como un océano; ella no se mancha porque algunas de sus gotas estén sucias.” Sin negar la profunda visión sobre la mediocridad y ambición humana, cuando dijo “Hay suficiente agua para toda la humanidad, pero no para la codicia humana.” Su devoción y entrega absoluta al amor a Dios tal vez se muestre en el símbolo de haber sido asesinado, cuando aún convaleciente de la última huelga se dirigía a su oración cotidiana vespertina. Se definía religiosamente como: “Soy cristiano e hindú y musulmán y judío”. Es decir, reconocía sabiamente la santidad de todos los libros sagrados de la humanidad.
Se definía humano y pecador, por lo que en su modestia se alejaba de todo culto a la personalidad, diciendo: “Puesto que soy imperfecto y necesito la tolerancia y la bondad de los demás, también he de tolerar los defectos del mundo hasta que pueda encontrar el secreto que me permita ponerles remedio.” Lo que a su vez es complementado por: “La voz interior me dice que siga combatiendo contra el mundo entero, aunque me encuentre solo. Me dice que no tema a este mundo, sino que avance, llevando en mi nada más que el temor a Dios.” Admitía la sabiduría y poder de la oración, cuando dijo: “No soy sabio, pero humildemente aspiro a ser un hombre de oración.” Y añadía, “Si no tenemos miedo de los hombres y buscamos solo la verdad de Dios, estoy seguro de que todos podremos ser sus mensajeros”. Sentenciaba que: “Cuando todos te abandonan, Dios se queda contigo.”
Su grandeza manifiesta tal vez quede resumida mejor en esta, la llamada oración de Gandhi:
                                                            
MI SEÑOR.
Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla,
No me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.
Enséñame a querer a la gente como a mí mismo.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo ni en la desesperación si fracaso.
Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame a que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza.
Si me quitas el éxito, dame fuerza para aprender del fracaso.
Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme
y si la gente me ofende, dame valor para perdonar.
i Señor…  si yo me olvido de ti, nunca te olvides de mi !
                               Mahatma Gandhi.
 
Tomado de Wikipedia libre, biografías y videos, todo de Internet.
Carlos B. García Ocampo y Joisy García Martínez.


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