La
Habana, Cuba, octubre de 2011
Joisy
García Martínez.
He
degustado algunas frases cortas, contradictorias a veces, con lo que
se ha querido decir, y que en sí, en su momento no he podido
descifrar. Una de ellas es “no hay nada casual sino causal”
(teoría cabalista), que analizada a la luz de la experiencia -de los
que cuentan con alguna que otra-, uno llega a tener como una profunda
intuición, de que es verdadera. O aquella de un no recordado poeta
que pregunto… ¿El hombre pasa porque cae la piedra, o la piedra
cae porque el hombre pasa?
Una
de las mas infelices, pero váyase ha saber si merecida aunque
contradictoria, es la de un triste edecán en la anti-historia…
“Tengo lo que tenía que tener…” en un sentido elogioso, pero
que como nos incluye a todos los cubanos, simbólicamente, y lo que
defendía como bueno, nos ha sido muy malo, tal vez tenía lamentable
razón.
Cuando
niño, oía muchas veces “Se quedo como el Gallo de Morón, sin
plumas y cacareando…” “las campanas doblan por ti”…tal vez
así nos hemos quedado, como las calendas griegas, que significa
plazo que no ha de cumplirse, o muy tardío.
Era
joven, soñaba y curioseaba, yo preguntaba por qué esa expresión,
pues el Gallo del que llamábamos criollo, se veía muy bien en
nuestro patio, cantaba y todo, me aclararon que se referían al de
Morón de España. A este si lo vieron sin plumas y cacareando.
Corrió la misma suerte el de Camagüey en Cuba, lo arrastraron,
quedó un pedazo de bronce, el cual ya no se distinguía que había
representado, desde un jeep hasta Pina, porque se decía que era una
obra de la ex -primera Dama. Después comentaron que eran pugnas,
rivalidades entre facciones políticas en riñas.
Me
llamo mucho la atención aquella famosa frase de Ibsen, aquel poeta y
dramaturgo noruego (1828-1906), quien poco antes de morir decía: “me
voy sintiendo mejor… y murió.
No
es casual, sino causal que este seboruco nos haya caído en la
cabeza, que nos ha dejado “Como el Gallo de Morón, pero el de
Cuba, sin plumas y cacareando”, cantando en la espantosa pobreza
colectiva, y a diferencia de Ibsen, nos vamos sintiéndonos cada vez
peor, mucho peor, porque estamos reviviendo, sabiendo que las
cazuelas y los calderos, doblan por nosotros, porque todo precio
anterior fue inferior y que tenemos lo que teníamos que tener, lo
que nos ganamos y no hemos sabido sacar de las calendas griegas.
0 comentarios:
Publicar un comentario