Joisy García Martínez.
Centro de trabajo en el capitalino municipio de La Lisa pide a sus trabajadores (voluntariamente) disposición al enfrentamiento en las calles a las Damas de Blanco.
Dirigentes en centro de trabajo de la Lisa convocaron la pasada semana a sus trabajadores con el objetivo de plasmar en un listado su disponibilidad al enfrentamiento (voluntario) a las Damas de Blanco.
Fuentes que prefieren el anonimato aseguran la indiferencia que la mayoría de los trabajadores hicieron a la lista a pesar de que los mismos tratan desesperadamente de mantener sus empleos lejos de las amenazas de despidos que el gobierno ha estado anunciando a través de sus órganos oficiales de comunicación.
El propio Castro ha admitido que las nóminas del Estado tienen más de un millón de trabajadores en exceso, casi nadie duda que los recortes son necesarios en un país en que el gobierno paga los salarios del 85 por ciento de los trabajadores y muchos de ellos están destinados a trabajar en oficios que los mantienen más o menos ocupados en algo.
“A pesar del temor a quedar sin trabajo, especialmente los burócratas, administradores, académicos y recientes graduados universitarios, hoy son menos los dispuestos a reprimir marchas pacificas con gladiolos” asegura José, quien con todo orgullo dijera que a él no lo suman a ninguna lista.
Las Damas de Blanco, insignia de oposición pacífica al régimen de los hermanos Castro, son esposas y familiares de presos políticos que en su mayoría fueron apresados en la llamada ola represiva desatada contra la sociedad civil el 18 de marzo del 2003 y suelen marchar todos los domingos después de misa en la Iglesia Santa Rita de Asís de la capital cubana, exigiendo de esta forma al gobierno de la Isla la liberación de los presos políticos cubanos.
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