La Habana, Cuba, febrero de 2011
Joisy García Martínez.
Un gladiolo para ellos y que los perdone Dios.
El sábado 26 de febrero del 2011 el periódico Granma, órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, hizo un anuncio en su primera página. Como gancho periodístico anunciaba: transmitirá la televisión cubana documental “Peones del imperio” como parte de la serie de denuncias “Las Razones de Cuba”, que desenmascara el carácter mercenario de las acciones provocativas de los grupúsculos contrarrevolucionarios, a partir de importantes testimonios y revelaciones.
Hace tres días se cumplió un aniversario del fallecimiento en prisión de Orlando Zapata Tamayo, preso político que tras una prolongada huelga de hambre de 83 días dejarían morir por inanición las autoridades cubanas y sus impunes carceleros. Cientos de detenciones marcaron la histórica fecha en el país, el albañil, mulato y oriental se ha convertido en símbolo de dignidad y rebelión del pueblo cubano contra el autoritarismo que nos imponen dos hermanos, era de sospechar que los órganos de la seguridad, para elevar su putrefacta lealtad al rey, sacrificaran por esta incómoda fecha a algún que otro peón del reino.
No pudo existir título tan cabal y recurrente “Los peones del imperio” documental que desmantela la identidad de dos agentes de la seguridad del estado cubana, Moisés Rodríguez, agente Vladimir y el otro Carlos Serpa agente Emilio, suponemos que tenían como objetivo infiltrarse en grupos pacifistas haciendo la labor de zapa, el agente Serpa, que practicaba la innecesaria y peregrina labor de periodista independiente en la isla feudo de los Castro, ha querido arruinar infructuosamente el crédito de simpatía que con perseverancia, abnegación y sacrificio crece hacia las dignas Damas de Blanco y los demócratas cubanos por parte del pueblo.
Hoy lanzan una catarata de improperios contra ellas y los imprescindibles y templados periodistas independientes cubanos, como lacayos del imperio yanqui, sirvientes de los explotadores capitalistas han calificado a todos, ¡indignación!, la falacia y la mentira no podrá borrar la tragedia de opresión y crimen en que se ha convertido la llamada revolución castrista.
La profesionalidad de los que lo tutelaban en tan meritoria, peligrosa e imperiosa tarea ha quedado al descubierto ante el mundo, patrullar y vigilar a un grupo de indefensas mujeres que estando sus esposos en prisión pedía su liberación en las calles, fue la digna súper-misión del señor Serpa, el cual increíblemente asegura no querer morir como un traidor.
En la cabeza de los que se dejan confundir no puede caber que personas quieran cambios pacíficos y reales, la sociedad perfecta no existe ni existirá jamás, los conflictos que vivimos en nuestra Cuba no tendrán soluciones perfectas y tendremos que conformarnos con hallar los menos malos pero mas democráticos.
¿No necesitará reformas democráticas un gobierno que mantiene el poder hace más de 53 años? ¿Cuál es la contrapartida del gobierno actual? ¿Existirá salario que pague nuestras ansias de libertad?
Al sufrimiento injustificado y perdurable de las Damas de Blanco y sus esposos, se les suma el descrédito y la calumnia. Por más que busco y analizo no encuentro un acto de valor humano, de ética policial, de sacrificio patriótico en infiltrar a un grupo de mujeres, que al salir de una iglesia reparten gladiolos y panfletos que aluden a la internacionalmente conocida Declaración de los Derechos Humanos.
Desafiar al monstruo en las calles entraña valor, coraje y sacrificio. Mi reconocimiento a ustedes, a todos los que luchan por un país mejor, resistamos la agresión sistemática de la maquinaria propagandística del régimen comunista de La Habana, continuemos mostrándole al pueblo la antorcha de la libertad.
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