La Habana, Cuba, marzo de 2011
Joisy García Martínez.
Autoridades policíacas decomisan auto a ciudadano del Guatao en el capitalino municipio de La Lisa al no poder ser adquirido legalmente por los nativos isleños.
Wilfredo Vázquez soñó con un auto moderno y no se satisfacía con poder adquirir un coche de antes del año 1960, comúnmente identificados por los cubanos como almendrones, los cuales si cuentan con la autorización oficial al traspaso entre individuos.
Reunió peseta a peseta toda su vida para evitar el quimérico sueño del igualitarismo proletario y materializó su sueño a través de un foráneo (técnico extranjero) que si constaba de la lujosa autorización para su compra.
Su moderna y envidiada nave espacial es decomisada por no poder ponerla a su nombre.
Las autoridades policíacas de la capital imaginan sospechoso un auto moderno que se pasea suspicazmente a poca velocidad por la urbe con un joven indio tras el volante, por lo que efectúan la detención y mas tarde al comprobar que los documentos oficiales favorecen a un extranjero que en este momento no se encuentra en la isla es decomisado el vehiculo, ya que supuestamente solo pueden ser propietarios algunos privilegiados.
El gobierno de La Habana niega el derecho a sus ciudadanos adquirir legalmente un vehiculo en establecimientos destinados a este fin, por lo que ciudadanos cubanos recurren a la ilegalidad de adquirirlos mediante foráneos, que cuentan con el privilegiado derecho a la compra de los mismos. Después de cobrar lo que supuestamente vale el carro en los exclusivos establecimientos, los inquietos nacionales tienen que hacerle una donación exuberante a los pocos favorecidos y extranjeros.
El desesperado indio cubano ha acudido en más de una ocasión ante los artificios legales establecidos y ha comprobado una vez mas como sus ya no muy amplias arcas se desinflan ente la corrupción imperante de nuestro sistema de supuesta justicia social.
En momentos en que se plantean estrategias de cambios y se supone debatan los llamados lineamientos de la política económica y social en todo el país, no comprendo porque se continúan aplicando leyes ilógicas que solamente hacen despertar el malestar dentro de la población y desfavorecen a los nacionales incitándonos a continuar incurriendo en las ilegalidades y la corrupción.
Quisiera imaginar que alguna persona en el país despojándose del miedo y la indolencia existente, haya tenido la osadía de plantear en estos supuestos momentos, que los cubanos deseamos iguales derechos para nacionales y extranjeros, dentro de ellos el natural derecho a adquirir y vender un vehiculo moderno y confortable.
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