En vez de pensar que el capitalismo es el sistema donde las personas
pueden comportase como quieren o piensan, debemos tener en cuenta que
este determina el comportamiento individual, y demuestra que la maldad
no está en un sistema, sino en los individuos que lo conforman. Sobradas
experiencias nacionales lo demuestran.
Creer que es altruismo y sacrificio el de los gobernantes en el catastrófico sistema socialista, no es más que conceptualizar un error. Los gobiernos y sus funcionarios distribuyen, nunca producen, es decir, son servidores públicos. Por cierto, muy mal sirven, porque mantienen a todo un pueblo sin acceso a internet ni a los periódicos internacionales y para colmo han hecho de la estatizada Empresa de Telecomunicaciones de Cuba, Sociedad Anónima (ETECSA) un guardián de la policía política en el escamoteo de informaciones.
Al percibir que algunos corruptos servidores públicos se escudan tan hábilmente y por tanto tiempo en las prebendas del Estado, es que he querido llamar la atención sobre lo que entendemos es la ética en los empresarios, pues como conocemos, el capitalismo se basa en el respeto por la propiedad individual y la libertad de todos los seres humanos. Los empresarios éticamente auténticos deben tener la noción del principio del capitalismo, pues al interactuar los individuos mediante contratos voluntarios, se sobreentiende que no son ellos (los empresarios honestos) los culpables de fomentar la política del garrote y la "zanahoria que algunos conocemos muy bien.
La palabra filantropía se deriva del griego φίλος (philos), "amor", y άνθρωπος (anthropos), "ser humano", por lo que significa "amor a la humanidad". Esto se traduce en la ayuda a los demás, sin que necesariamente se requiera algún intercambio o interés como respuesta. Generalmente estos esfuerzos filantrópicos son realizados por individuos o por grupos de individuos organizados y llamados en todo el mundo organizaciones no gubernamentales (ONG).
A hacer donativos a organizaciones humanitarias, personas y comunidades que trabajan para ayudar a los demás, directamente o a través de ONGs con fines no lucrativos, así como el trabajo voluntario para apoyar a instituciones que tienen el propósito específico de ayudar a los seres vivos, son consideradas actos filantrópicos, siempre y cuando no estén movidos por intereses.
Ganar dinero honradamente no es abusar de nadie. Para ayudar al prójimo primeramente hay que tener, y qué mejor que tener gracias a nuestro sacrificio personal, con ética en nuestra conciencia, pensando en la redistribución voluntaria hacia nuestros congéneres.
Aquí debería sumarse la noción de que debe existir una "ética de la prisa", y aún más para nuestro país, pues cada día sin respuestas adecuadas a los sufrimientos y frustraciones de la población significa daños irreversibles, y la pobreza es algo cuya solución no puede ni debe esperar. ¿Y cómo ser filantrópicos en la descarnada miseria que nos rodea ya que las leyes no tienen en cuenta al pueblo?
Ningún cambio hasta ahora ha significado nada para los que continuamos descalzos y a pie. Las políticas que se siguen hasta hoy continúan haciéndonos dependientes, y por lo tanto no nos dejan alzar el vuelo hacia el libre mercado, es decir, nuestro libre albedrío. Continuamos esperando por alguien que nos inyecte con verdaderos y nuevos valores, pero sin perder la ética.
Creer que es altruismo y sacrificio el de los gobernantes en el catastrófico sistema socialista, no es más que conceptualizar un error. Los gobiernos y sus funcionarios distribuyen, nunca producen, es decir, son servidores públicos. Por cierto, muy mal sirven, porque mantienen a todo un pueblo sin acceso a internet ni a los periódicos internacionales y para colmo han hecho de la estatizada Empresa de Telecomunicaciones de Cuba, Sociedad Anónima (ETECSA) un guardián de la policía política en el escamoteo de informaciones.
Al percibir que algunos corruptos servidores públicos se escudan tan hábilmente y por tanto tiempo en las prebendas del Estado, es que he querido llamar la atención sobre lo que entendemos es la ética en los empresarios, pues como conocemos, el capitalismo se basa en el respeto por la propiedad individual y la libertad de todos los seres humanos. Los empresarios éticamente auténticos deben tener la noción del principio del capitalismo, pues al interactuar los individuos mediante contratos voluntarios, se sobreentiende que no son ellos (los empresarios honestos) los culpables de fomentar la política del garrote y la "zanahoria que algunos conocemos muy bien.
La palabra filantropía se deriva del griego φίλος (philos), "amor", y άνθρωπος (anthropos), "ser humano", por lo que significa "amor a la humanidad". Esto se traduce en la ayuda a los demás, sin que necesariamente se requiera algún intercambio o interés como respuesta. Generalmente estos esfuerzos filantrópicos son realizados por individuos o por grupos de individuos organizados y llamados en todo el mundo organizaciones no gubernamentales (ONG).
A hacer donativos a organizaciones humanitarias, personas y comunidades que trabajan para ayudar a los demás, directamente o a través de ONGs con fines no lucrativos, así como el trabajo voluntario para apoyar a instituciones que tienen el propósito específico de ayudar a los seres vivos, son consideradas actos filantrópicos, siempre y cuando no estén movidos por intereses.
Ganar dinero honradamente no es abusar de nadie. Para ayudar al prójimo primeramente hay que tener, y qué mejor que tener gracias a nuestro sacrificio personal, con ética en nuestra conciencia, pensando en la redistribución voluntaria hacia nuestros congéneres.
Aquí debería sumarse la noción de que debe existir una "ética de la prisa", y aún más para nuestro país, pues cada día sin respuestas adecuadas a los sufrimientos y frustraciones de la población significa daños irreversibles, y la pobreza es algo cuya solución no puede ni debe esperar. ¿Y cómo ser filantrópicos en la descarnada miseria que nos rodea ya que las leyes no tienen en cuenta al pueblo?
Ningún cambio hasta ahora ha significado nada para los que continuamos descalzos y a pie. Las políticas que se siguen hasta hoy continúan haciéndonos dependientes, y por lo tanto no nos dejan alzar el vuelo hacia el libre mercado, es decir, nuestro libre albedrío. Continuamos esperando por alguien que nos inyecte con verdaderos y nuevos valores, pero sin perder la ética.
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