El
Sermón del monte: Las bienaventuranzas (Mateo 5:9): “Bien
aventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de
Dios”
Si el señor Martin Luther King junior, hoy fuera un opositor cubano… ¿cuál podría ser su mejor consejo y estrategia?
Todos
tenemos un sueño, y es una realidad…, por lo tanto, esta modesta
imaginería personal podría muy bien ser la versión cubanizada del
magistral discurso con contenido cívico, social y universal de ¨He
tenido un sueño¨ discurso de quien llevó hacia la victoria en
lucha desigual a los pobres discriminados y vejados sectores de la
población afroamericana de los Estados Unidos de Norte América y
viera su luz el 28 de agosto de 1963, Dr. Martin Luther King Junior,
bajo las premisas de las acciones cívicas y pacíficas no violentas.
Posible discurso:
La disidencia y oposición pacífica antitotalitaria está orgullosa de encabezar lo que será ante la historia, la mayor manifestación por la libertad en la memoria de nuestro país.
Hace
más de cien años, un gran cubano, cuya simbólica sombra nos
acompaña hoy, firmó la Proclama de la emancipación y el derecho de
todos los cubanos a la libertad, justicia y fraternidad.
Este
trascendental decreto significó como un gran rayo de luz y de
esperanza para miles de esclavos negros, y blancos, chamuscados en
las llamas de una marchita injusticia. Llegó como un precioso
amanecer al final de una larga noche de cautiverio y vasallaje. Pero
más de cien años después, la vida del negro y los cubanos blancos
pobres y espoleados, es aún tristemente lacerada por las esposas de
la injusticia y las cadenas de la discriminación, incluso, ante
tantos cómplices extranjeros. Cien años después, los avasallados
todos, vivimos en una isla solitaria, en medio de un inmenso océano
de prosperidad material, solo para la cúpula gobernante y su abusiva
oligarquía. Cien años después, los avasallados todos, todavía
languidecemos en las esquinas de la sociedad cubana y nos encontramos
desterrados en nuestra propia tierra. Hoy dramatizamos una condición
vergonzosa.
En cierto sentido optamos por cobrar un cheque. Cuando los arquitectos de nuestra República escribieron las magníficas palabras de la Constitución y las Bases del Partido Revolucionario Cubano, firmaron un pagaré del que todos los cubanos habrán de ser herederos. Estos documentos eran la promesa de que a todos los hombres, les serían garantizados los inalienables derechos a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
Es
obvio hoy en día, que Cuba ha incumplido ese pagaré en lo que
concierne a sus ciudadanos negros y blancos, pobres y avasallados
todos. En lugar de honrar esta sagrada obligación, Cuba ha dado a
los cubanos desposeídos, discriminados y expoliados, un cheque sin
fondo, un cheque que ha sido devuelto con el sello de fondos
insuficiente. Pero nos rehusamos a creer que el Banco de la justicia
haya quebrado. Nos rehusamos creer que no haya fondos suficientes en
las grandes bóvedas de las oportunidades de nuestro país. Por eso
luchamos, para cobrar este cheque, el cheque que nos colmará de las
riquezas de la libertad y de la seguridad de justicia. También
luchamos para recordarle a Cuba la urgencia impetuosa del ahora.
Este
no es el momento de tener el lujo de enfriarse o de tomar
tranquilizantes de gradualismos, después de más de medio siglo de
desigualdades, ventas de esperanzas falsas e incumplidas. Ahora es el
momento de tener y de hacer cumplir las promesas de democracia,
trocadas en un totalitarismo fiero y alevoso. Ahora es el momento de
salir del oscuro y desolado valle de la segregación y el vasallaje,
hacia el camino soleado de la justicia social. Ahora es el momento de
hacer de la justicia una realidad para todos los hijos de Dios, ahora
es el momento de sacar a nuestro país de las arenas movedizas de la
injusticia social, hacia la roca sólida de la hermandad.
Sería fatal para la nación pasar por alto la urgencia del momento y no darle importancia a la decisión de los disidentes, opositores y pueblo en general. Este verano ardiente por el legítimo descontento de los sojuzgados no pasará hasta que haya un otoño vigorizante de libertad e igualdad.
El hoy no es un fin, si no un principio. Y quienes tienen la esperanza de que los espoleados necesitarán desahogarse y ya, se sentirán contentos, pero tendrán un rudo despertar si el país retorna a lo mismo de siempre.
No habrá ni descanso ni tranquilidad en Cuba, hasta que los cubanos discriminados se les garanticen sus derechos de ciudadanos. Los remolinos de la rebelión continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que surja el esplendoroso día de la justicia.
Pero hay algo que los disidentes y opositores deben decir, a los que aguardan en el cálido umbral que conduce al palacio de la justicia.
Debemos
evitar cometer actos injustos en el proceso de obtener el lugar que
por derecho nos corresponde. No busquemos satisfacer nuestra sed de
libertad bebiendo de la copa de la amargura y el odio. Debemos
conducir para siempre nuestra lucha por el camino elevado de la
dignidad y la disciplina. No debemos permitir que nuestra propuesta
creativa degenere en violencia física. Una y otra vez debemos
elevarnos a las majestuosas alturas donde se encuentra la fuerza
física con la fuerza del alma. La maravillosa nueva militancia que
ha envuelto la comunidad opositora no debe conducirnos a la
desconfianza de la gente afecta e involucrada de cualquier forma con
el totalitarismo, porque muchos de ellos como lo evidencia la
experiencia, han llegado a comprender que su destino está unido al
nuestro y su libertad está inextricablemente ligada a la nuestra. No
podemos caminar solos. Y al hablar, debemos hacer la promesa de
marchar siempre hacia adelante. No podemos volver atrás.
Hay quienes preguntan a los derechos defensores de los derechos civiles y humanos, ¿Cuándo quedarán satisfechos?
Nunca
podremos estar satisfechos, cuando nuestros cuerpos fatigados de
tanto trabajar no pueden alojarse en los moteles, hoteles y centros
turísticos, al igual que la cúpula de poder, sus privilegiados y
extranjeros, bajo su solvencia económica real, que nos sustrae de la
explotación inicua, miserable y vil que nos atropella.
No podemos quedar satisfechos, mientras los avasallados padezcamos de las tortuosas normas de control de la migración interna y externa, discriminación de estancia y circulación en áreas poblacionales que son y deben ser derecho igual e inalienable de todos los cubanos. Nunca podremos estar satisfechos mientras exista un sistema de votación obviamente manipulado, en el cual descaradamente los avasallados e indefensos se ven obligados a entregar su derecho ciudadano de selección de las autoridades superiores a partidarios testaferros, fieles del totalitarismo, que son los que siempre votan con parcialidad prevaricadora para que la misma cúpula y representantes del poder secuestrado mantengan eternamente sus privilegios. No, no, no estamos satisfechos y no quedaremos satisfechos hasta que ¨la justicia ruede como el agua y la rectitud como una poderosa corriente¨.
Sabemos
de las grandes pruebas y tribulaciones de muchos de los luchadores de
los derechos civiles y humanos. Algunos con las terribles huellas de
las prisiones tétricas y atormentadoras, algunos de los buscadores
de la libertad golpeados por las tormentas de la persecución y
derribados por los vientos de la brutalidad policial. Muchos son los
veteranos del sufrimiento creativo. Hay que continuar trabajando con
la convicción de que el sufrimiento no es merecido, es emancipador.
Hay que enfocar con tesón la lucha en todos los barrios, ciudades y municipios, sabiendo que de alguna manera esta situación puede y será cambiada. No nos revolquemos en el valle de la desesperanza.
Hoy
los opositores decimos, que a pesar de las dificultades del momento,
tenemos un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el justo
sueño por los derechos humanos y civiles. Soñamos que un día Cuba
se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo,
recogido en la Constitución de que todos los hombres somos iguales
ante la ley.
Soñamos que un día bajo el verdor de las palmas cubanísimas, los hijos de los partidarios del totalitarismo y de los opositores, luchadores por el establecimiento de la democracia, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad.
Soñamos
que un día, incluso en las provincias y municipios más abusivos y
extremistas en su injusticia y opresión, se convertirá en un oasis
de libertad y justicia. Soñamos que nuestros hijos vivirán en un
país en el cual no serán juzgados con arbitrariedad y prepotencia
por las discrepancias ideológicas y de conciencia, sino por los
rasgos de su personalidad.
¡Hoy tenemos un sueño!
Soñamos
que un día nuestro país, cuyo gobernante arroja frases de
interposición, entre las posiciones ideológicas diferentes al
totalitarismo, se convierta en un sitio donde los niños y niñas,
hijos de los luchadores antagónicos, oposición y partidarios todos,
caminen como hermanos y hermanas.
¡Hoy tenemos un sueño!
Soñamos
que un día los valles serán cumbres y las colinas y montañas serán
llanos, los sitios más escarpados serán nivelados y los torcidos
enderezados y la Gloria de Dios será revelada y se unirá todo el
género humano.
Esta es nuestra esperanza. Esta es la Fe con la cual nos elevaremos y alcanzaremos la victoria. Con esta fe podremos esculpir de la montaña de la desesperanza una piedra de esperanza. Con esta fe podremos trabajar juntos, rezar juntos, reír juntos, ir a la cárcel juntos, defender la libertad juntos, sabiendo que un día seremos libres.
Ese será el día cuando todos los hijos de Dios podrán cantar el himno con un nuevo significado,
¨Mi
país es tuyo. Dulce tierra de libertad, a ti te canto. Tierra de
libertad, donde nuestros antecesores murieron, tierra orgullo de los
peregrinos, de cada costado de la montaña que repique la libertad.¨
¨Que
la patria os contempla orgullosa¨. Y si Cuba ha de ser grande, esto
tendrá que hacerse realidad.
Por
eso, ¡Que repique la libertad desde la cúspide del Pico Turquino!
¡Qué repique la libertad desde las alturas de la Sierra Maestra!
¡Qué
repique la libertad desde lo más elevado de la Sierra Cristal!
¡Qué
repique la libertad desde las escarpadas Sierra de los Órganos!
“De
cada costado de la montaña, que repique la libertad”.
Cuando repique la libertad y la dejemos repicar en cada batey, en cada caserío, en cada municipio, en cada ciudad, podremos acelerar la llegada del día cuando todos los hijos de Dios, negros y blancos, judíos y cristianos, protestantes y católicos, puedan unir sus manos y cantar las palabras del viejo espiritual negro: “¡Libres al fin! ¡Libres al fin! Gracias a Dios Omnipotente, ¡somos libres al fin!... podemos soñar”