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jueves, 7 de marzo de 2013

Mahatma Gandhi: Un contrarrevolucionario peligroso.

                                               
                         
                                                                      Parte I de IV.

“Quizás las generaciones venideras duden alguna vez de que un hombre semejante fuese una realidad en este mundo”  
Albert Einstein.

Notas Biográficas.

Mohandas Karamachand Gandhi (2 de octubre de 1869- 30 de enero de 1948) nació en Porbandar, un lejano principado indio en el que su padre procedente de la clase de mercaderes, ostentaba un alto cargo.  Su madre, devota consagrada, dividía su vida en la atención a su familia y su consagración a Dios. Fue sin dudas el majestuoso ejemplo para el hijo que consagrado al servicio de su pueblo, se convertiría en una Deidad, más que amado, venerado por su pueblo, por su pureza y fortaleza de espíritu, su ejemplo en el servicio público y devocional, así como su desinterés material sin par.
Sus errores reconocidos fueron tan decisivamente aplastados  por una vida sacrificada y pura que mereció que el ilustre poeta Rabindranath Tagore lo calificara y el pueblo lo reconociera como Mahatma, que significa alma grande, hasta lo cual con suma modestia negaba. Pese a los grandes meritos y enorme influencia, jamás aspiró a cargo público y menos a prebendas personales ni familiares. Acorde con lo que el mismo pueblo indio valoraba fue una especie de mesías generoso y perfecto humano.  Llevó a la práctica hasta las últimas consecuencias la aparentemente contradictoria lucha no violenta, pero siempre activa, por los derechos civiles y humanos, la autonomía y finalmente la independencia de su amado país.
En 1887, a duras penas logró pasar el examen de admisión en los estudios de Derecho en la universidad de Bombay. Se trasladó posteriormente a Londres donde se graduó de abogado. Su primer intento de ejercicio de la abogacía fue un verdadero fracaso, que lo hubiera catapultado hacia la mediocridad profesional, si no hubiera sido por un sorpresivo contrato en 1893, por un año, en una compañía india en Sudáfrica, donde había una fuerte colonia de más de 150 mil  compatriotas bajo el discrimen, la segregación e injusticias de todo tipo, que despertó en él su vocación de servicio patriótico y humanitario, que no se pueden separar, pues como el mismo dijo,  “nadie puede hacer el bien en un espacio de su vida, mientras hace daño en otro. La vida es un todo indivisible”.
En 1894, cuando se destinaba a regresar a la India conoció de una nueva ley, y después de otras cada vez más injustas que lo retuvieron por 22 años en la organización, defensa y solidaridad de sus compatriotas. Pero, los incidentes que marcaron un hito personal directo se produjeron algunos años después de haber llegado, cuando fue expulsado a solicitud de un pasajero blanco de un tren en que viajaba en primera clase hacia pretoria, y cuando lo arrojaron de una diligencia al negarse a ceder su asiento a otro blanco.
De una adolescencia acomodada y una posición política de asimilación de la cultura e integración a la metrópolis, siguiendo el derrotero paterno, fue verticalizando su posición anti británica, al percatarse que a pesar de dos siglos de dominación, la visión y los derechos sobre su pueblo, eran solo de arrogancia y discriminación. En una comprensible inmadurez política, inició, en su calidad de abogado una lucha tenaz contra el sistema legal, llegando a convencerse por la inutilidad de su esfuerzo, que los intereses políticos en el fondo, jamás permiten que el supuesto tercer poder "independiente" vaya mucho más allá de una ficción política.
En 1896 se produce la primera protesta no violenta masiva, dirigida por Gandhi que insistía en la táctica de “sufrir el castigo que el gobierno impusiera, pero no obedecer la ley injusta”.
Este desafío duró 7 años en los cuales miles de indios fueron encarcelados, azotados, incluso fusilados.
El gobierno británico se vio obligado a negociar una solución favorable a los insubordinados y pacíficos luchadores. En 1894 fundó el Partido Indio del Congreso de Natal en Sudáfrica, instrumento excepcionalmente básico, pues significaba el centro de la unificación de la acción comunitaria.
No solo logró la tan importante y necesaria unidad, sino que facilitó el logro de importantes obras, tales como hospitales, colonias agrícolas, periódico, etc., partiendo de la base de la igualdad de todos, sin atender a diferencias de religión, razas, grupos étnicos etc. Luchó y obtuvo la emancipación de la mujer, la cual ya no tendría que usar velos ni vivir en el ostracismo del enclaustramiento secular del hogar. Esto logró añadir una fuerza importantísima a la lucha y lo elevó a la categoría de un exaltado progresista en una época tan retrograda.
También combatió la arbitraria costumbre del matrimonio de menores concertado entre los padres. Hizo realidad aquella reflexión suya de que: “Decir que la mujer es el sexo débil es difamación. Es la injusticia del hombre contra las mujeres”
En 1915 regresa a la India bajo la egida de los vítores y la admiración de su pueblo, políticos y religiosos de todo el país. Viajó por toda la india, ampliando los necesarios conocimientos, mientras participaba en diferentes propuestas sociales, además de profundizar en la sabiduría filosófica, política y religiosa.
En 1918, finalizada la Primera Guerra Mundial, se inserta nuevamente en la actividad pública, prácticamente como el jefe del movimiento nacionalista y líder espiritual natural.
En 1919, debido a la naturaleza bestial y discriminatoria de la dominación británica, que a través de una ley abusadora, establecía duras penas para los considerados terroristas y sediciosos, a pesar de ser un pueblo esquilmado, desarmado y pacifico, el Brigadier General Dyer, apoyado por 15 batallones indios, (cipayos miserables), ametralló a una multitud indefensa, reunida pacíficamente, matando a 379 personas e hiriendo a más de mil.

Aunque Gandhi reconocía que los ingleses no son enemigos, son amigos que necesitan también libertarse de sus propias ataduras, retó a sus compatriotas para que resistieran, diciéndoles que aquellos que se comportaban como gusanos tenían que esperar a que los pisotearan. El dijo, según su nieto Arungandhi: “¿Cuando aprenderemos a rebelarnos contra nosotros mismos?” “Nos hemos acostumbrado a ser tan dependientes, que tenemos que rebelarnos contra la dependencia. No podemos rebelarnos contra el gobierno, si no aprendemos primero a rebelarnos contra nosotros mismos”.

Tomado de Wikipedia libre, biografías y videos, todos de Internet.

Carlos B. García Ocampo y Joisy García Martínez.

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