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jueves, 2 de agosto de 2012

Pequeña reflexión sobre héroes y cipayos.



"Roma les paga, pero los desprecia"
Adagio romano.
La actividad del espionaje es una de las más controversiales del mundo por sus métodos subversivos, timados, sucios, etc, que en general son empleados para el logro de los objetivos de penetración y obtención de información. Solo la dignifica la finalidad que persigue el objetivo último, y en especial la justicia y propósito del receptor.
El uso que se le dará a dicha información, su variedad, es un espectro entre un régimen o una autoridad democrática que persigue la paz y la justicia, o aquellos que llenos de ambición protegen su autoritarismo, su ego dictatorial, etc. El servicio puede alcanzar diferentes niveles, que van desde sincera heroicidad hasta la villanía y aún peor. Se ha dicho incluso que un tirano puede llegar a ser un héroe para desgracia de su pueblo, el más ambicioso y egoísta de los hijos de un país. Por tanto, podríamos pensar en la existencia de héroes negativos, porque entraña grandes sacrificios y grandezas de ánimo con fines egocéntricos, oscuros, falsarios.
Los villanos no alcanzan esos niveles positivos, no llegan a las heroicidades, y su actuación subordinada al mal que representan servilmente la arrastran como gusano. No importa si representan a las botas del amo como lacayos, villanos o cipayos vivirán, en fin, escorias.
Esta actividad tiene orígenes muy antiguos, que incluso aparecen en la Sagrada Biblia como aplicada por Moisés y Josué, (Números 13 y siguientes, Josué 2 y siguiente), con el objetivo de conocer y penetrar en el conocimiento de la tierra que produce "leche y miel" y que nuestro Creador le otorgó a su pueblo elegido.
Una de las técnicas manipuladoras de los tiranos es la de ductilizar los conceptos, enmascarar, encubrir o descubrir a conveniencia las actuaciones, "acciones u omisiones", que aunque persiguen la falsedad de espantosamente grandes egos, los encubren con supuestos nobles propósitos. Pero que son en realidad ruindades, bajezas sucias. Esto inclusive es válido igualmente para no pocas autoridades corruptas.
En los pasillos palaciegos de la corte militarista, circula un adagio entre los tramoyistas del mal, que establece: "desprestigiando al apóstol se daña su apostolado", que imaginariamente llevado a la inversa significaría: "Prestigiando al villano se dignifica a la villanía" y por consecuencia al villano mayor.
Una variante moderna de la técnica de Paul Joseph Gobbels (1897-1945), el ministro de propaganda hitleriano de la Alemania Nacional Socialista decía: "una mentira repetida cien veces, se convierte en verdad" algo difícil de comprobar si se analiza las veces y consejos que damos diariamente a nuestros hijos. Los castros-comunistas la repiten miles de veces. Dice un refrán secular que no hay nada más parecido a lo verdadero que una copia exacta del original.
Y sobre estas bases, nada nuevas, es que se trata de confundir los vocablos y conceptos de héroes y villanos.
¿Qué perseguían y a qué autoridad respondía la actividad de los cinco espías que han promovidos a héroes nacionales?
Un gobierno de hace más de 50 años, la dictadura más antigua del continente y posiblemente del mundo, que triunfó con apoyo popular bajo las promesas del perfeccionamiento de la justicia, la distribución de los recursos, prometiéndonos un desarrollo en igualdad de todo y para el bien de todos, sin clases o castas, bajo el respeto de los indivisibles derechos humanos elementales, todo mentira y traicionado. y que finalmente nos ha entregado la debacle de un país arruinado, sufrido y sumido en enormes desigualdades, miedos, empobrecido al punto de ser de los que menos en todo el continente respetan los derechos humanos básicos.
Siempre en un ambiente insoportable de guerras, con más de dos millones de emigrados y decenas de miles de muertos en el mar, hasta fusilamientos que gracias a Dios por el momento han eclipsado, en fin. una insoportable tiranía de la que el pueblo agobiado quiere desyugarse. Tiranía que, perfeccionista probada en los métodos para mantenerse en el poder sin apoyo popular de una ciudadanía cada vez en divorcio total con tal régimen espurio, no está escatimando en el uso extremista de la fuerza contra su propio pueblo desarmado, mujeres, incluyendo turbas organizadas y dirigidas como mezcla de Nínive y Sodoma, es decir, tierra de vinagre y cicuta, de corrupción, tristezas y desventura.
Este es el increíble soporte para el que trabajaron los espías. Para el dolor, y para colmo con el dinero de un pueblo sometido, martirizado, temeroso, desarmado, hambriento y agobiado, donde después de la nomenclatura en el poder, un extranjero es el verdadero privilegiado.
¿A quiénes salvaron de la iniquidad?
¿Qué guerra evitaron?
¿Qué dolores remediaron?
¿Qué derechos humanos protegieron?
¿Qué democracia salvaron?
¿Qué bien sobre el mal salvaguardaban?
¿Héroes o cipayos?, ¿valientes o lacayos?, ¿nobles o miserables?
¿Qué bien sobre el mal triunfó?
Por más que analizo, pienso en el vocablo cipayos.

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