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jueves, 10 de noviembre de 2011

Como el Gallo de Morón.


La Habana, Cuba, octubre de 2011
Joisy García Martínez.

He degustado algunas frases cortas, contradictorias a veces, con lo que se ha querido decir, y que en sí, en su momento no he podido descifrar. Una de ellas es “no hay nada casual sino causal” (teoría cabalista), que analizada a la luz de la experiencia -de los que cuentan con alguna que otra-, uno llega a tener como una profunda intuición, de que es verdadera. O aquella de un no recordado poeta que pregunto… ¿El hombre pasa porque cae la piedra, o la piedra cae porque el hombre pasa?

Una de las mas infelices, pero váyase ha saber si merecida aunque contradictoria, es la de un triste edecán en la anti-historia… “Tengo lo que tenía que tener…” en un sentido elogioso, pero que como nos incluye a todos los cubanos, simbólicamente, y lo que defendía como bueno, nos ha sido muy malo, tal vez tenía lamentable razón.

Cuando niño, oía muchas veces “Se quedo como el Gallo de Morón, sin plumas y cacareando…” “las campanas doblan por ti”…tal vez así nos hemos quedado, como las calendas griegas, que significa plazo que no ha de cumplirse, o muy tardío.

Era joven, soñaba y curioseaba, yo preguntaba por qué esa expresión, pues el Gallo del que llamábamos criollo, se veía muy bien en nuestro patio, cantaba y todo, me aclararon que se referían al de Morón de España. A este si lo vieron sin plumas y cacareando. Corrió la misma suerte el de Camagüey en Cuba, lo arrastraron, quedó un pedazo de bronce, el cual ya no se distinguía que había representado, desde un jeep hasta Pina, porque se decía que era una obra de la ex -primera Dama. Después comentaron que eran pugnas, rivalidades entre facciones políticas en riñas.

Me llamo mucho la atención aquella famosa frase de Ibsen, aquel poeta y dramaturgo noruego (1828-1906), quien poco antes de morir decía: “me voy sintiendo mejor… y murió.

No es casual, sino causal que este seboruco nos haya caído en la cabeza, que nos ha dejado “Como el Gallo de Morón, pero el de Cuba, sin plumas y cacareando”, cantando en la espantosa pobreza colectiva, y a diferencia de Ibsen, nos vamos sintiéndonos cada vez peor, mucho peor, porque estamos reviviendo, sabiendo que las cazuelas y los calderos, doblan por nosotros, porque todo precio anterior fue inferior y que tenemos lo que teníamos que tener, lo que nos ganamos y no hemos sabido sacar de las calendas griegas.

¿!David de que!? Pepito.



La Habana, 30 de octubre de 2011
Joisy García Martínez.

Cuando alguien en Cuba quiere hacer un cuento jaranero, chistoso o algo similar, en la mayoría de los casos el personaje principal es citado con la designación de Pepito, este personaje ya nos es familiar para todos, y en consecuencia lo tenemos presente para todas las historietas que se hacen en las tertulias.

Desde que tengo uso de razón en mi país se nos dice que Cuba es semejante a un pequeño David, ese personaje mítico que tuvo una vida exultante y que se enfrentó con su cayado y honda al enorme y poderoso Goliat, agregándosenos también a la historieta, que Goliat – en la ya histórica distención Cuba-EEUU- está representado por el grandote y poderoso vecino del norte.

La historia de David, entre tantas anécdotas, impresionó tanto al pintor italiano Michelangelo Merisi da Carabaggio (1571- 1610) que después de un intento de asesinato en Nápoles pinto un cuadro que titulo “David vencedor de Goliat”, comentándose de él, que se autorretrato en la figura de Goliat, pues tenía la impresión de que moriría en esa forma.

¿!David de que!? Pepito.
Al observar el enorme y gordo problema cubano, que tiene a la generalidad de nuestra gente tan desgastada y flaca, se le ha ocurrido a un amigo cambiarle el nombre de David por el de Pepito, arguyéndome que en realidad este pequeño David debiera llamarse Pepito como el de los cuentos, por ser labrador de cizañas, un insoportable jodedor, siempre enemistado y enemistando, el cual por sus amplios medios de difusión difama, tergiversa y emplaza a conveniencia a todos los que lo cuestionan en esta tierra, pequeñuelo indisciplinado, siempre riñendo con todos, limitador de libertades, creo que sí, que a partir de hoy por mí será llamado “el revoltoso Pepito”.

Pepito es quien impide a sus ciudadanos poder entrar y salir libremente del país, el que nos reprime al querer asociarnos a un grupo político, es el que detiene la iniciativa, al no poder crear las personas una pequeña empresa privada. Pepito es el culpable de las continuas restricciones a que los gobernantes nos tienen acostumbrados y cuando le cuestionamos las absurdas medidas, -como si fuéramos tontos- nos responde, todo es culpa del gigante Goliat.

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